1. Proverbios 5
(RVR1960)
Hijo mío, está atento a mi sabiduría, Y a mi inteligencia inclina tu oído, : Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia. : Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite; : Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como espada de dos filos. : Sus pies descienden a la muerte; Sus pasos conducen al Seol. : Sus caminos son inestables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida. : Ahora pues, hijos, oídme, Y no os apartéis de las razones de mi boca. : Aleja de ella tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa; : Para que no des a los extraños tu honor, Y tus años al cruel; : No sea que extraños se sacien de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño; : Y gimas al final, Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo, : Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión; : No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído! : Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación. : Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu propio pozo. : ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, Y tus corrientes de aguas por las plazas? : Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo. : Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, : Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre. : ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, Y abrazarás el seno de la extraña? : Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas. : Prenderán al impío sus propias iniquidades, Y retenido será con las cuerdas de su pecado. : El morirá por falta de corrección, Y errará por lo inmenso de su locura.
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