Proverbios 6
Language: Español (Latinoamérica)
AsaelValle (#99)
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1. Proverbios 6 (NVI)
Hijo mío, si has salido fiador de tu vecino, si has hecho tratos para responder por un extraño, si te has comprometido verbalmente, enredándote con tus propias palabras, entonces has caído en manos de tu prójimo. Si quieres librarte, hijo mío, este es el camino: Ve corriendo y humíllate ante él; procura deshacer tu compromiso. No permitas que se duerman tus ojos; no dejes que tus párpados se cierren. Líbrate, como se libra del cazador la gacela, como se libra de la trampa el ave. ¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace y adquiere sabiduría! No tiene quien la mande ni quien la vigile ni gobierne; con todo, en el verano almacena provisiones y durante la cosecha recoge alimentos. Perezoso, ¿cuánto tiempo más seguirás acostado? ¿Cuándo despertarás de tu sueño? Un corto sueño, una breve siesta, un pequeño descanso, cruzado de brazos… ¡y te asaltará la pobreza como un bandido, y la escasez como un hombre armado! El perverso y el malvado, el vagabundo de boca corrupta, hace guiños con los ojos y señas con los pies y con los dedos. Él trama el mal en su corazón y siempre anda provocando pleitos. Por eso le sobrevendrá la ruina; ¡de repente será destruido y no podrá evitarlo! Hay seis cosas que el Señor aborrece y siete que le son detestables: los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que trama planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo, el testigo falso que propaga mentiras y el que siembra discordia entre hermanos. Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. Grábatelos en tu corazón; cuélgatelos al cuello. Cuando camines, te servirán de guía; cuando duermas, vigilarán tu sueño; cuando despiertes, hablarán contigo. El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina es el camino a la vida. Te protegerán de la mujer malvada, de la mujer ajena y de su lengua seductora. No abrigues en tu corazón deseos por su belleza ni te dejes cautivar por sus ojos. Pues la ramera va tras un pedazo de pan, pero la mujer ajena busca tu valiosa vida. ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune. No se desprecia al ladrón que roba para mitigar su hambre; pero si lo atrapan, deberá devolver siete tantos lo robado, aun cuando eso le cueste todas sus posesiones. Pero el que comete adulterio es falto de juicio; el que así actúa se destruye a sí mismo. No sacará más que golpes y vergüenzas, y no podrá borrar su humillación. Porque los celos desatan la furia del esposo y este no perdonará en el día de la venganza. No aceptará nada en desagravio ni se contentará con muchos regalos.

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