1. Proverbios 7
(NVI)
Hijo mío, guarda mis palabras y atesora mis mandamientos. Cumple con mis mandamientos, y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tabla de tu corazón. Di a la sabiduría: «Tú eres mi hermana», y a la inteligencia: «Eres de mi sangre». Ellas te librarán de la mujer ajena, de la adúltera y de sus palabras seductoras. Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía. Vi a los inexpertos, y, entre los jóvenes, observé a uno de ellos falto de juicio. Cruzó la calle, llegó a la esquina y se encaminó hacia la casa de esa mujer. Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche. De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones. Ella es escandalosa y descarada; sus pies nunca hallan reposo en su casa. Unas veces por las calles, otras veces por las plazas, siempre está al acecho en cada esquina. Se prendió de su cuello, lo besó y, con todo descaro, dijo: «Tengo en mi casa sacrificios de comunión, pues hoy he cumplido mis promesas. Por eso he venido a tu encuentro; te buscaba, ¡y ya te he encontrado! Sobre la cama he tendido linos egipcios multicolores. He perfumado mi lecho con aroma de mirra, áloe y canela. Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor; ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer! Mi esposo no está en casa, pues ha emprendido un largo viaje. Se ha llevado consigo la bolsa del dinero y no regresará hasta el día de luna llena». Con palabras persuasivas lo convenció; con halagos de sus labios lo sedujo. Y él enseguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero;
como el ciervo que cae en la trampa, hasta que una flecha le abre las entrañas;
como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida. Así que, hijo mío, escúchame; presta atención a mis palabras. No desvíes tu corazón hacia sus sendas ni te extravíes por sus caminos, pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. Su casa lleva derecho al sepulcro; conduce a las habitaciones de la muerte.
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